El poder de la resiliencia
Todos sentimos altibajos. Pero cuando uno se enfrenta a desafíos, la capacidad de recuperarse y seguir avanzando es importante.
Esta capacidad se conoce como resiliencia. Es un tipo de fortaleza mental que permite superar situaciones difíciles. ¿No está seguro de si es resiliente? No hay problema, es una habilidad que todos podemos aprender y mejorar.
¿Qué es la resiliencia?
Ser resiliente no significa que nunca siente dolor o estrés. Significa que, cuando se siente así, puede afrontar el dolor o el estrés con esperanza y con una mentalidad sana. Es como adaptarse al cambio.
Entre las cualidades en común que tienen las personas resilientes, se encuentran las siguientes:
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Conexiones de apoyo. No puede hacer todo por su cuenta y las personas resilientes lo saben. Por eso, tienen conexiones sólidas con los demás. Se apoyan en familiares, amigos, compañeros de trabajo o recursos comunitarios durante momentos difíciles. Las redes como estas brindan apoyo emocional y perspectivas nuevas que fortalecen la resiliencia.
Construir la resiliencia
Quizá reconozca algunas de estas cualidades en usted. Y puede que haya otras que sienta que le faltan. Tal vez sea una persona positiva en general. Pero cuando se enfrenta a un cambio grande, se pone ansioso. O quizá tenga un grupo de amigos que siempre están ahí para brindarle ayuda, pero le resulta difícil mantener la calma cuando sucede algo.
Es natural tener diferentes fortalezas. Por suerte, podemos aumentar nuestra resiliencia con un poco de práctica. A continuación, se muestran algunas formas para desarrollar la resiliencia.
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Practique el cuidado personal. Cuando una persona se siente bien, es más fácil afrontar los problemas. Trate de anteponer su bienestar físico, mental y emocional. Haga actividades que lo hagan sentir realizado. Intente encontrar una actividad relajante todos los días. No sea demasiado duro consigo mismo: tómese un respiro. Hacer malabares con las responsabilidades de la vida no es tarea fácil.
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Mantenga una perspectiva positiva. Cuando se despierta o antes de acostarse, practique la gratitud escribiendo 5 cosas por las que esté agradecido. Observe cuando se esté hablando de forma negativa. En lugar de decir: "No puedo hacer esto", diga algo más fortalecedor, como: "Soy capaz de superar los desafíos y aprender de ellos".
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Desarrolle las habilidades de afrontamiento adecuadas. Encuentre formas saludables de controlar el estrés y las emociones. La actividad física, la atención plena, escribir un diario y las actividades creativas, como dibujar, pueden permitirle sentirse tranquilo y con los pies sobre la tierra.
Ser resiliente es algo que todos podemos aprender si dedicamos el tiempo y la energía necesarios para desarrollarlo. Con un poco de práctica, estará mejor preparado para los reveses de la vida.
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